Caminaba con la cámara por los Espais Naturals del Riu Llobregat, como casi siempre. Al girar en una esquina para tomar otro camino, una carceta blanca alzó el vuelo al verme. Al llegar a la altura desde donde me vio, me encontré a este cangrejo de río y comprendí que él iba a ser su almuerzo cuando yo la sobresalté con mi inesperada presencia.
Sin embargo, él, todavía traumatizado por el incidente con la zancuda, debió pensar que "salía de la sartén para caer en las brasas" y se enfrentó a mi en actitud amenazadora. Después de una rápida sesión fotográfica lo deposité en la charca más cercana para que se repusiera del susto.