
Cuando mi sobrino estaba ya casi terminando las clases del pasado curso escolar, hace unos meses, un día, llegando al colegio, nos encontramos con esta situación:
Una gaviota joven a las puertas de un hotel parecía solicitar una habitación donde descansar un rato del riguroso calor estival. Dudo si al final le dieron alojamiento, me tuve que ir por otros asuntos.