El delta del Llobregat nunca para de sorprenderme. Harto de caminar por sus recovecos gracias a la proximidad, uno llega a pensar que todo alrededor es monotonía, que todo eso ya lo había visto miles de veces y algunos días ni siquiera sacaba la cámara en todo el paseo. Pero siempre hay un día que la luz es diferente en ese cotidiano paisaje, o que ese detalle cercano no lo había mirado con la atención que se merece, o que ese ave que siempre sale huyendo nada más verme hoy ha tolerado un poco más mi proximidad sin venir a cuento. La Naturaleza siempre sorprende al que le presta un poco de atención.









