
Al lado del simpático Flip me encontré con varios panales de avispas. Me pareció más interesante centrarme en un solo individuo que mostrar toda una masa de manchas amarillas y negras. Por precaución, realizé varios disparos, desde dos metros hasta medio metro, para que se fueran acostumbrando al ruido de la cámara y para ver si se ponían nerviosas por mi proximidad. Todo fue muy bien y ninguna me picó.