Así debía de sentirse este pobre escarabajo que no paraba de dar vueltas sobre el pavimento.
La única solución era echar a volar en pos de mejores territorios pero parece que aún no se había tomado el «café matutino» y estaba un poco «espeso». Claro que también habrá quien diga que el espeso soy yo por poner una foto tan sosa aquí; pero es otro bichito más y hacía años que no veía uno de estos. ¡Palabra!