
Al llegar a la estación del tren, había una furgoneta aparcada delante de la entrada con un extraño copiloto. Con esto de llevar una cámara siempre encima no se te escapa un famoso. «¿Dónde está Marge?», le pregunté. «Ha ido al la-va-bo.» A ver si otro día los pillo a los dos.